lunes, 1 de diciembre de 2008

EL PASEO ROMÁNTICO

Francisco Zumaqué - Sophia

El folclor, como todas las manifestaciones culturales del hombre está vivo, en movimiento, recibe influencias de toda clase y por consiguiente se transforma y evoluciona. Un joven compositor de la región del Sinú , por ejemplo, difícilmente compondría hoy un porro que titulara "El Binde" (fogón de leña formado con tres piedras que da nombre a un tema musical tradicional del departamento de Córdoba) probablemente lo llamaría "El Microondas" y sin duda tendría más influencias de reggaetón que de danzón cubano. Así planteado, esto nos parece obvio, pero cuando se aplica a la tradición musical de "nuestra casa" ya no es evidente.


TEMOR AL CAMBIO
Algunos críticos y folcloristas tienden a ser conservadores y a perpetuar sus posiciones -todos sabemos lo difícil que es realmente pensar flexiblemente- una vez que se aprende y se acepta algo como cierto, ese algo se instituye y genera inmediatamente resistencia al cambio. Es mucho más cómodo quedarse con viejos conceptos a los cuales se está habituado que reflexionar, analizar y cambiar ideas. Esto implica modificar el discurso y las acciones. Según la psicología contemporánea la resistencia al cambio se explica porque: la inmovilidad es igual a seguridad, tranquilidad, comodidad, lo conocido, lo que genera confianza y placer; el cambio significa inseguridad, lo desconocido, esfuerzo, dolor y sufrimiento.

Teniendo en cuenta lo anterior podemos entender que algunos críticos y folcloristas "defiendan" la tradición y no acepten el menor cambio en las expresiones que dicen representar o que intentan preservar.

Qué determina un nuevo ritmo
Tradicionalmente nos referimos a una modalidad musical con el término ritmo, por ejemplo de pachanga, merengue, porro, etc. debido a que en la mayoría de los casos hay una propuesta nueva en los instrumentos de percusión que son los que manejan, por su naturaleza, los patrones rítmicos o golpes de base en la estructura musical. El ritmo es inherente a todos los aspectos musicales. Es un elemento fundamental en la melodía y da vida a la armonía, pero las modalidades musicales (ritmos, aires, sones) no están caracterizados únicamente por la sección de percusión. Es más, por ejemplo, la guacharaca lleva un patrón común a muchos ritmos, por lo tanto no los define. Su labor es marcar el pulso y excitar el contratiempo para provocar el baile.

Los giros melódicos, los patrones armónicos, el tempo (velocidad del pulso musical) y el formato instrumental dan fisonomía a los ritmos. Como vemos, todos los elementos son importantes en la conformación de un ritmo o modalidad musical. Al igual lo son, en la forma canción, la letra: su rima o la ausencia de la misma, su forma, su métrica, su ritmo, etc.

Paseo tradicional y paseo romántico
Sin duda la creación o composición puede partir de cualquier idea o concepto, o con énfasis en algunos de sus elementos (ritmo, melodía, armonía o texto literario) para lograr un objetivo determinado, o simplemente por gusto o empirismo. Pienso que el vallenato tradicional busca contribuir a la danza. Está más cerca a una estética que favorece el baile debido a la fuerte influencia de la música caribe o antillana. Para ello los octosílabos en la letra convienen más a la cuadratura de las frases musicales, que en general se ordenan por números pares así: 4, 8, 16 o 32 compases. Cuando aparece una irregularidad o frase impar es para contribuir a la fluidez de la clave rítmica cuyo objetivo es lograr que el bailador se sienta cómodo con una continuidad rítmica de principio a fin de la canción. El contratiempo y la síncopa son naturales en este lenguaje. Podríamos afirmar que en esta modalidad prima el elemento rítmico que incita al baile. En el vallenato que nace con Gustavo Gutiérrez y se desarrolla con Rosendo Romero y Hernán Urbina Joiro, entre otros, vemos una preocupación de orden literario. Se vislumbran influencias líricas de los poetas franceses Verlaine y Baudelaire y sobre todo, del estadounidense Walt Whitman: un verso libre, el abandono de la rima clásica, la búsqueda de formas más complejas, el uso de metros irregulares y especialmente hace norma el concepto del verso como unidad rítmica. Finalmente, el ritmo en sí mismo como elemento conductor del texto.

Mas, esta libertad literaria transforma elementos musicales. Aparecen frases melódicas irregulares de 3, 5, 7 y 9 compases. Estructuras musicales que no se repiten y el abandono de la clave rítmica haciendo de esta manera que el bailador responda a otras motivaciones. Esta música es lenta para favorecer esta expresión literaria en oposición al vallenato tradicional que se afirma en un tempo allegro que brinda placer al bailador. Estas son dos visiones distintas de crear, dos estéticas, dos escuelas de composición, donde la una no es mejor que la otra. Simplemente son distintas.

Sin miedo a lo nuevo
Los creadores de música vallenata han estado abiertos a la experimentación y no han temido al cambio y las transformaciones. Aunque algunos críticos y folcloristas insisten en su posición conservadora, es tiempo, después de 40 años de existencia de esta modalidad musical, de aceptar y legitimar su participación en el marco del Festival de la Leyenda Vallenata sobre todo, porque el proceso de transformación continúa.

Es importante que tanto críticos musicales, intelectuales, gestores culturales y seguidores de la música vallenata, apoyen y exalten la labor innovadora de sus creadores.
Saludemos al nuevo ritmo vallenato. ¡Bienvenido el paseo romántico!

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